Thiem conquista su primer Masters 1000 en Indian Wells

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La pasada noche tenia lugar la final del primer Masters 1000 de la temporada entre Roger Federer y Dominic Thiem, nº 4 y 8 respectivamente en el ranking ATP (antes de la final). Por una parte, el suizo llegaba tras dejar por el camino a Gojowczyk, Wawrinka, Edmund y Hurkacz, sumado al retiro de Rafa Nadal en semifinales; mientras que el austriaco eliminó a Thompson, Simon, Karlovic, Monfils y Raonic. Antes de este torneo, ambos jugadores llegaban como polos opuestos ya que Federer venia de ganar el ATP 500 disputado en Dubai, mientras que Thiem apenas tenía 3 victorias en 2019.

De primeras, el claro favorito era Roger Federer, quien buscaba su pequeña revancha personal tras caer en la final del mismo torneo el año pasado ante Juan Martin del Potro. Además, había que añadir factores como que Thiem es un jugador que ha tenido sus mejores resultados sobre tierra batida, logrando el subcampeonato en Roland Garros y Madrid en 2018. El partido arrancaba según el guión preestablecido con Roger rompiendo el primer servicio del austriaco, y aunque Thiem lo recuperaría, el suizo le devolvería la ruptura y ganaría su propio servicio para concluir el primer set con un 6-3 favorable al ex número 1.

En el 2º set, el primero que golpeó fue precisamente Thiem en busca de la remontada y provocaría la única ruptura del set  para devolverle el 6-3 que le habia endosado en el primer set. Entonces se llegaba al tercer y último set con ambos rivales muy igualados, igualdad que se reflejaría en el juego pues se llegaba al 5-5, hasta que Dominic Thiem rompía el servicio de Federer para establecer el marcador final en 3-6, 6-3 y 7-5 favorable al austriaco tras 2 horas y 3 minutos.

Con este triunfo, Thiem se alzaba con su primer Masters 1000 tras llegar dos veces a la final de Madrid en 2017 y 2018, perdiendo con Rafa Nadal y Alex Zverev respectivamente, siendo su 12º titulo como profesional. Por otra parte, Federer se despedía de su titulo número 101, aunque ya contaba con 27 títulos de categoría Masters 1000. Además, este triunfo supone que Thiem iguale su mejor posición en el ranking ATP, el 4º puesto, desplazando a Federer al 5º puesto. En el futuro de ambos tenistas ya se avista Miami, segundo Masters 1000 de la temporada que arranca este lunes 18, siendo el ultimo torneo antes del regreso de la gira europea en tierra batida.

100 veces Roger Federer

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Texto: Álvaro G. Mateo

El pasado fin de semana Roger Federer logró un hito más para agrandar su historia y demuestra por qué muchos le consideran el mejor de todos los tiempos. Acaba de alcanzar nada más y nada menos que la asombrosa cifra de 100 títulos en su carrera profesional. Algo que sólo comparte con otra leyenda, el ex-tenista estadounidense Jimmy Connors (109).

Lo ha conseguido al imponerse por octava vez en la final de Dubai (ATP 500). Al frente tenía a uno de los jugadores con más proyección de la actualidad, el griego Stefanos Tsitsipas. Con una doble 6-4 se tomó a su vez la revancha personal por la eliminación en octavos de final del Open de Australia.

Y es que si hacemos repaso a su carrera sus números no pueden ser más impresionantes. Desde que ganó su primer título en Milán en el año 2001 siempre ha logrado coronarse en al menos un torneo al año, a excepción de 2016. Temporada en la que participó en muy pocos torneos a causa de lesiones, lo que propició que saliese del top 10 por primera vez.

Además, ha jugado 156 finales, quedando ya a sólo doce también de Connors y manteniendo una distancia considerable con sus más directos perseguidores Rafa Nadal (117) y Novak Djokovic (106).

Si atendemos a las superficies en las que ha ganado, no hay nadie que tenga más títulos sobre pista rápida (69) y hierba (18). Completarían el centenar 11 sobre tierra y 2 sobre moqueta (superficie prohibida desde el año 2009).

Desglosando los títulos por categorías destacan su veintena de Grand Slams además de llegar a 30 finales, record absoluto por el que compiten Nadal (17) y Djokovic (15). Y nada desdeñable son sus 27 títulos de Master 1000, con los que se posiciona el tercero con mayor número, siendo en este caso Nadal y Djokovic los que le superan con 33 y 32 respectivamente.

Pero más allá de todos los récords, Roger Federer siempre será recordado por su estilo de juego. Para muchos, entre los que me incluyo, consigue ser el más elegante y estético de ver. Además, gracias a esa forma tan fluida de moverse por la pista, ha sufrido un número muy bajo de lesiones, sobre todo si lo comparamos con otros tenistas, consiguiendo así alargar su carrera. Esperamos que continúe esta dinámica y aún tengamos el placer de disfrutar de esta leyenda viva del deporte algún año más.

Andy Murray, leyenda del tenis británico (I)

Andy Murray es el único tenista que ha conseguido ser número 1 del mundo durante el legado de Federer, Nadal y Djokovic. Esta frase bien podría resumir la carrera del jugador escocés y abrir el debate sobre si Murray está a la altura de los (probablemente) tres mejores tenistas de la historia.

A sus 31 años y después de varios meses más fuera que dentro de las pistas de tenis, el jugador británico ha decido poner fin a una de las más exitosas carreras tenísticas de los últimos tiempos. Pero, ¿cómo llegó Murray a ser el número uno del mundo y por qué ha sido de los pocos en hacer frente al trío Federer, Nadal y Djokovic?

EL RENACIMIENTO DEL TENIS BRITÁNICO

Andy Murray nació en Glasgow en 1987 y empezó a jugar a tenis a la temprana edad de tres años. A los cinco años comenzó a disputar sus primeros torneos oficiales y con ocho ya entrenaba con jugadores adultos del Central District Tennis League de Escocia.

Andy Murray en el torneo junior de Nottingham en 1999, fuente: BBC

Su hermano mayor Jamie también es tenista profesional, aunque su especialidad es el dobles, y su abuelo, Roy Erskine, fue futbolista profesional en los años 50. Por lo que el deporte de alta competición lo lleva en el ADN. Leo Smith, entrenador de Andy desde 1998 hasta 2004, describía a su pupilo como un jugador “increíblemente competitivo”.

Murray hacía una vida del todo normal hasta que un día un episodio alejado del mundo del tenis marcó su infancia. El 13 de marzo de 1996 Andy estaba en clase, en el “Dunblane Primary School”, cuando el sonido de los disparos y los gritos despavoridos de los niños provocaron el pánico. Se acababa de producir uno de los sucesos más trágicos de la historia de Reino Unido, en el que Thomas Hamilton, director de varios clubes deportivos de la zona, se suicidó después de haber asesinado a 17 personas.

Este hecho, del que Murray nunca ha querido hablar en público, ha condicionado la vida del tenista escocés y su carácter fuera y dentro de la pista. Desde muy joven se ha abierto camino entre los grandes por su juego y mentalidad. Un jugador que, además de caracterizarse por ser muy correoso, gran recuperador y por sus golpes de revés increíbles, ha sabido sufrir en grandes momentos de tensión, mantener la cabeza fría en puntos difíciles y superar adversidades deportivas como perder sus cuatro primeras finales de Grand Slam. Esa personalidad que mezcla garra y sangre fría se empezó a gestar desde muy joven.

Andy y su hermano Jamie Murray atendiendo a la prensa, fuente: Sky Sports

En 1999 llegó el primer torneo de prestigio. Con 12 años Murray levantó su primer Florida’s Orange Bowl, uno de las competiciones junior más importantes del circuito, y desde ese momento empezó a llamar la atención en el mundo del tenis.

Volvería a revalidar el título con 14 años, convirtiéndose en uno de los nueve únicos jugadores que han conseguido repetir victoria en este torneo en sus 70 años de historia. Solo jugadores de la talla de Jimmy Connors, Jennifer Capriati o Monica Seles han conseguido esta hazaña.

Poco después se dio una de las anécdotas más curiosas de la vida de Andy que muestra su capacidad competitiva y deportiva. El escocés también jugaba en el equipo de fútbol de su ciudad y con 15 años tuvo la oportunidad de realizar unas pruebas para la escuela del Glasgow Rangers. Sin embargo, rechazó la oferta y decidió a trasladarse a Barcelona a entrenar en la prestigiosa academia de tenis Sánchez-Casal, bajo la tutela de Pato Álvarez y a las órdenes en varias ocasiones de Emilio Sánchez Vicario. Fue en Barcelona donde empezó a forjarse el gran campeón que a la postre consiguió ganar dos Wimbledon, un US Open y dos oros olímpicos.

A Barcelona aterrizó un jugador típico de pista rápida: muy agresivo, ansioso por jugar pocos peloteos y muy impaciente. Sin embargo, a base de tierra batida, Murray entrenó en especial la defensa, el juego de pies y, sobre todo, su paciencia. El escocés llegó como un tenista de altas velocidades y se moldeó al más puro estilo de la escuela española.

Emilio Sánchez-Vicario comentaba que los inicios de Andy en Barcelona fueron bastante “duros” porque Murray no estaba acostumbrado entrenar muchas horas a la semana. “Algunas veces teníamos que ir a buscarlo a su habitación y traerle a entrenar”, aseguraba el ex capitán de Copa Davis español.

Murray con Emilio Sánchez-Vicario en Barcelona, fuente: Academia Sánchez-Casal

Otra de las míticas anécdotas de la adolescencia de Murray sucedió justo antes de trasladarse a Barcelona y algunos cuentan que fue el principal motivo por el que se fue a entrenar a España. Rafa Nadal y Andy Murray coincidieron en el campeonato europeo sub 16 celebrado en Andorra y en una conversación que tuvieron, el joven Rafa le contó que él en Mallorca entrenaba con gente como Carlos Moyá y alrededor de cuatro horas diarias. Murray podía entrenar cinco horas semanales, siempre y cuando el tiempo lo permitiese o encontrase pistas indoor disponibles, y con su hermano y jugadores locales.

Cuando Andy volvió a casa le dijo a su madre: “Rafa entrena a diario entre cuatro y cinco horas y apenas va al colegio. Yo, sin embargo, juego cuatro horas a la semana. No es suficiente”. Unas semanas más tarde se encontraba entrenando bajo el sol de Barcelona.

En julio de 2003 Murray empezó a alternar torneos Challenger y Futures, consiguiendo resultados más que interesantes para alguien de su edad: cuartos de final en el Challenger de Manchester (su primer torneo en el circuito), semifinales en el Future de Edimburgo y su primer titulo senior llegó en el Future de Glasgow. Una lesión de rodilla le mantuvo fuera de los terrenos de juego durante seis meses y en julio de 2004 volvió a las pistas para disputar la final del Challenger de Nottingham y ganar los futures de Xàtiva y Roma.

Algo más tarde ese mismo año, Murray alcanzó la cúspide del circuito junior y tras ganar el U.S. Open se alzó con el número 1 del ranking mundial. A finales de ese año fue nombrado “Deportista Joven del Año” (“Young Sports Personality of the Year”) por la BBC. A Andy ya se le había quedado pequeño el circuito junior y era el momento de dar un paso adelante en su carrera y convertirse en un hombre.

Murray se convirtió en el primer británico en conquistar el torneo junior del US Open, fuente: BBC

DE NIÑO A PROFESIONAL

Andy Murray se convirtió en profesional en el año 2005 y se estrenó con el número 407 del ranking ATP. A pesar de estar lesionado de la espalda los primeros tres meses del año, en Marzo se convirtió en el tenista británico más joven en disputar un partido de Copa Davis con 17 años. Ya en su primer año empezó a romper récords de precocidad y a ser señalado como El Elegido del tenis británico.

En abril de ese año Andy disputó su primer torneo profesional en el Open SEAT de Barcelona después de haber recibido la invitación del campeonato organizado en las pistas de su ex club. Andy perdió en tres sets contra Jan Hernych, pero a pesar de ello, aquel año consiguió victorias que llamaron la atención de muchos, finalizando la temporada un balance 14-10 a su favor en victorias y derrotas.

Durante ese año también se separó del que fuese su entrenador desde que aterrizó en España Pato Álvarez. Murray dijo en su momento uno de los motivos fue que Álvarez le exigía que fuese menos agresivo y que jugase más como los tenistas españoles. Sin embargo, Andy no estaba de acuerdo y prefirió prescindir de sus servicios. Mark Petchey le sustituyó durante casi un año y llevó a Murray a levantar su primer título ATP en 2006 y a alcanzar el top 30 con 19 años.

Murray y Federer en la entrega de títulos del Open de Tailandia de 2005, fuente: independent.co.uk

Cuando empezó la temporada de hierba, Murray comenzó a mostrar su dominio de las superficie rápida. Recibió invitaciones de Queen´s y Wimbledon, alcanzando la tercera ronda en ambos torneos.

Más tarde aquel año el escocés llegó a su primera final de un torneo ATP en el Open de Tailandia. Sin embargo, perdió ante Roger Federer en dos sets.

Ese año Murray no ganó ningún torneo ATP, pero a la temprana de edad de 19 años ya dejó entrever el tipo de jugador en el que se iba a convertir.

La leyenda renace

Rafael Nadal ha completado un año 2018 realmente positivo. El balear ha finalizado el curso en la segunda posición del ranking de la ATP, justo por detrás de Novak Djokovic. Las molestias en su maltrecha rodilla, que ya le impidieron participar en las citas definitivas de 2017, hicieron que tuviera que ausentarse del torneo de exhibición celebrado en Abu Dabi (Capitala World Tennis). También se vio obligado a renunciar a la disputa del evento de Brisbane (ATP World Tour 250).

Su debut se produjo en Melbourne en el Tie Break Tennis, una prueba no oficial para calentar motores antes del comienzo del primer Grand Slam de la campaña. El español se deshizo de Lucas Pouille y Lleyton Hewitt, aunque daría su brazo a torcer en la final frente a Tomáš Berdych. Aun así, las sensaciones eran óptimas de cara a afrontar el Open de Australia. Nadal partía como primer cabeza de serie en el torneo, superando sus tres compromisos iniciales sin ceder ni una sola manga: Víctor Estrella, Leonardo Mayer y Damir Džumhur.

Diego Schwartzman sería el oponente del de Manacor en octavos, siendo capaz de arebatarle un set al español (en el desempate). El siguiente escollo en su camino hasta la final, ronda que alcanzó en 2017 (el reencuentro con Roger Federer en un choque de semejante calibre), iba a ser Marin Čilić. Ambos tenistas desplegaron un juego excelso sobre la Rod Laver Arena del Melbourne Park, pero un dolor que Nadal sintió en su pierna derecha causó su retirada del duelo cuando el croata (nacido en Bosnia) dominaba el último parcial por dos juegos a cero.

Los pertinentes análisis médicos confirmaron que el ‘Gladiador’ tendría que ausentarse de las pistas durante dos o tres semanas. No obstante, el balear demostró rápidamente su optimismo para poder estar presente en la cita de Acapulco (torneo que se juega a finales del mes de febrero). Superado el periodo estimado de recuperación, Rafa Nadal arribaba a México con la ilusión de, como mínimo, revalidar la final que disputó el curso pasado en tierras aztecas. Pese a ello, un inoportuno pinchazo en su pierna derecha le impidió vestirse de corto contra Feliciano López, anunciando en rueda de prensa su renuncia a participar en el torneo.

Rafa tuvo que abandonar el Open de Australia en cuartos por lesión. Foto: ligadeportivahn.com

El tenista español más laureado de la historia (en el circuito masculino) cedía de esta manera el puesto más alto de la clasificación de la ATP, un privilegiado lugar que a partir de ese preciso instante pasaba a ostentar su amigo Federer. Nadal aprovechó la ocasión para emitir un comunicado a través de sus redes sociales, donde especificaba que no estaba preparado físicamente para afrontar los Masters 1000 de Indian Wells y Miami (uno de los pocos campeonatos que faltan en sus vitrinas).

Por tanto, su próximo objetivo era centrar todos sus esfuerzos en regresar a la competición en abril, coincidiendo con el comienzo de la gira europea de tierra batida (su superficie fetiche). La primera prueba de fuego para Rafa llegaba en el cruce de cuartos de la Copa Davis, donde nuestro país tendría que verse las caras con Alemania en la Plaza de Toros de Valencia. El manacorí se deshizo sin excesivas dificultades de Philipp Kohlschreiber y Alexander Zverev en sus dos compromisos individuales, siendo fundamental en la clasificación de España para las semis (ronda en la que esperaba Francia del 14 al 16 de septiembre).

Turno a continuación para el Masters 1000 de Montecarlo, uno de los campeonatos favoritos del español, ya que se desenvuelve en la arcilla monegasca como si estuviera en el jardín de su hogar. Aljaž Bedene, Karen Khachanov, Dominic Thiem y Grigor Dimitrov fueron los rivales a los que doblegó por la vía rápida para acceder a la final. Allí esperaba Kei Nishikori, quien tampoco fue capaz de contener el vendaval del balear (Nadal derrotó al nipón por 6-3 y 6-2). Era la undécima corona del ‘Príncipe de Montecarlo’, aumentando el registro en la Era Abierta de este deporte como el campeón más laureado del mismo Masters 1000.

Rafa conquistó su undécimo título en Montecarlo tras derrotar a Nishikori en la gran final

Igualmente, el balear volvía a liderar la tabla de títulos de los torneos de esta categoría (31), superando a Djokovic. La consecución de este trofeo significaba el número 54 de su historial en la superficie de polvo de ladrillo, el 76 de toda su trayectoria deportiva, quedándose únicamente a un título del mítico John McEnroe. También consiguió mantener la primera posición en la clasificación de la ATP, rompiendo precisamente el empate con el americano, acumulando de este modo la friolera de 171 semanas como el mejor tenista del mundo (sexta mejor marca de todos los tiempos).

La siguiente parada en el calendario sería el Conde de Godó, por lo que Nadal se desplazó hasta la Ciudad Condal con el propósito de revalidar el entorchado conquistado en 2017. Los contrincantes a los que superó para acceder al partido definitivo del torneo sin ceder ni una sola manga fueron Roberto Carballés, Guillermo García López, Martin Kližan y David Goffin. Esto suponía la final número 113 de su consagrada carrera deportiva (la undécima en Barcelona), junto con su victoria 400 (cifra redonda) sobre tierra batida.

Nadal y Zverev deleitaron al público de Roma con una final para enmarcar. Foto: tn.com.ar

El griego Stefanos Tsitsipas, un joven muy prometedor que se ha convertido en una de las sensaciones de la temporada 2018 en el panorama tenístico, claudicó frente al gran campeón. Sin embargo, reconoció ante los medios de comunicación después del partido que para él había sido un privilegio y una experiencia fascinante haber podido disputar un encuentro de semejante índole contra el rey de la arcilla. 46 eran los sets consecutivos que sumaba Nadal por aquel entonces en tierra, estando a tres de distancia de igualar el registro de John McEnroe. Asimismo, obtuvo su undécimo Godó, vigésimo título ATP World Tour 500 (empatando con Federer en esta categoría), el número 55 en polvo de ladrillo y el 77 en su palmarés (igualando a McEnroe como el cuarto tenista más laureado de la historia de la ATP).

Tras su éxito en Barcelona, el mallorquín aterrizaba en la capital de España para defender la corona lograda el pasado curso en el Masters 1000 de Madrid. Las magníficas instalaciones de la Caja Mágica acogían uno de los torneos más especiales para los nuestros, donde el respetable esperaba ansioso un nuevo hito de Nadal. Gaël Monfils y el ‘Peque’ Schwartzman fueron sus primeros adversarios, a los que eliminó por la vía rápida, alcanzando con ello el récord de 50 sets ganados de forma seguida en tierra batida (superando los 49 de McEnroe en pista dura, un registro que databa del año 1984).

Los cuartos de final de Madrid iban a deparar un bonito enfrentamiento entre Rafa y Thiem, el último tenista que consiguió noquear al español sobre polvo de ladrillo, concretamente en el Masters 1000 de Roma del pasado año. El destino es caprichoso y deseó que fuera nuevamente el austriaco quien frenase el ritmo de crucero de Nadal en tierra (7-5 y 6-3), hecho que provocó que el número uno del ranking de la ATP recalase una vez más en el genio de Basilea: Roger Federer.

Sin apenas tiempo para reflexionar acerca del varapalo sufrido en la Caja Mágica, el balear tenía que viajar al Foro Itálico para participar en el Masters 1000 de Roma. Džumhur, Denis Shapovalov y Fabio Fognini (rival siempre complicado para Rafa) fueron los escollos que solventó para acceder a las semifinales del torneo (no alcanzaba esta fase desde 2014). Allí se mediría con Djokovic, curiosamente quien le privó de la gloria hace cuatro años en la final de la cita italiana.

El de Manacor se tomaría la justicia por su mano para doblegar al serbio, avanzando con ello al duelo decisivo del campeonato (se jugaría el título con Zverev). Tras un encuentro maratoniano (tres horas y cinco minutos de contienda), interrumpido en dos ocasiones por las inclemencias meteorológicas, Nadal se impondría al alemán (6-1, 1-6 y 6-3) para levantar al cielo de Roma su octavo trofeo en el Foro Itálico (el primero que lograba en dicho escenario desde 2013). Este era su trigesimosegundo título de Masters 1000 (78 de toda su carrera), sobrepasando a McEnroe para colocarse como el cuarto profesional con más entorchados de la ATP (convirtiéndose de nuevo en el número uno del mundo).

Thiem y Nadal disputaron la final de Roland Garros. Foto: as.com

El manacorí llegaba a Roland Garros como primer cabeza de serie del circuito con la intención de alzarse una vez más con el segundo Grand Slam de la campaña (en 2017 venció en la gran final al suizo Stan Wawrinka). Simone Bolelli (envite disputado en dos días a causa de la lluvia), Guido Pella, Richard Gasquet, Maximilian Marterer, Schwartzman (también interrumpido por las condiciones climáticas, siendo el argentino el primero en arrebatarle una manga en el torneo) y Juan Martín del Potro fueron sus adversarios en su travesía hacia su undécima participación en el choque definitivo del Abierto de Francia.

Iba a suponer la vigesimocuarta final del español en un Grand Slam, únicamente superado en esta categoría por Federer (30). Thiem, su verdugo en Roma, sería su adversario en la pista Philippe Chatrier. Rafa Nadal no tuvo piedad del austriaco (le doblegó en tres parciales) y conquistó su decimoséptimo Grande, quedando a tres de diferencia de Roger (el helvético ostenta 20 en su palmarés). El mallorquín cosechaba así su undécimo Roland Garros, récord absoluto en el cuadro masculino (empatando con la australiana Margaret Court, que posee 11 Open de Australia), significando el 79º título de su carrera (el 57º en arcilla).

El manacorí consiguió en Roland Garros su 17º Grand Slam, quedando tan solo a tres de Federer (20)

Después de materializar una corona más en París, tomó la decisión de renunciar a la cita de Queen’s con motivo del exigente ritmo al que se había visto sometido durante los dos últimos meses de competición. Rafa se presentaba en Londres para disputar el tercer Grand Slam de la campaña: Wimbledon. El sendero del balear en la hierba británica hizo que en su camino se cruzaran Dudi Sela, Mijaíl Kukushkin, Álex de Miñaur y Jiří Veselý hasta que accedió a cuartos de final. Del Potro sería su adversario en la quinta ronda del evento londinense, donde ambos protagonizaron un duelo de quilates (cuatro horas y 48 minutos) que se decantó del lado del español.

Las semifinales de Wimbledon acogían un nuevo duelo entre Djokovic y Nadal (el número 52 de su intensa rivalidad). Tras un choque maratoniano, que tuvo que disputarse en dos días por la suspensión horaria, el de Belgrado avanzaría a la gran final (donde conseguiría su decimotercer Grand Slam). El cara a cara entre ambos quedaba 27-25 a favor de Nole. Pese a ser apeado del duelo decisivo en Londres, Rafa amplió su distancia en la tabla de la ATP respecto a Federer, ya que el suizo fue eliminado contra todo pronóstico en cuartos a manos de Kevin Anderson (rival al que Djokovic derrotó en la final en tres sets).

Rafa y Nole jugaron un partido de leyenda en las semis de Wimbledon. Foto: espn.co.uk

La gira norteamericana arrancaba con la celebración del Masters 1000 de Toronto. Nadal se fue deshaciendo de los oponentes que le salieron a su paso: Benoît Paire, Wawrinka, Čilić y Khachanov. De este modo, se presentaba en la gran final del torneo, instante en el que se cruzaría con Tsitsipas (a quien ya había doblegado en el Conde de Godó). Esta sería su 49º final de Masters 1000 (nuevo hito en la Era Abierta) y la cuarta en la cita canadiense. Rafa derrotó a la joven perla griega, obteniendo así su trigesimotercer campeonato de esta categoría (primero en pista dura desde el que alcanzó en Cincinnati 2013).

El de Manacor conquistaba el 80º trofeo de su trayectoria (el decimonoveno en pista dura), convirtiéndose en el cuarto tenista en lograrlo en la Era Abierta tras Jimmy Connors (109), Federer (99) e Ivan Lendl (94). Unas horas más tarde de alzarse con su cuarto título en Toronto, Rafa Nadal anunciaba que no participaría en el Masters 1000 de Cincinnati, ya que quería encontrarse en óptimas condiciones de cara a afrontar el cuarto y definitivo Grand Slam del curso tenístico: el US Open.

El Abierto de los Estados Unidos se iniciaba para el balear con un duelo muy especial, debido a que se cruzaría con David Ferrer, en el que a la postre supondría el último partido del de Jávea en un Grande. Los siguientes oponentes con los que se vio las caras fueron Vasek Pospisil, Khachanov (un hueso realmente duro de roer) y Nikoloz Basilashvili. Llegaba de esta manera a cuartos de final con ciertas dudas en su juego, además de arrastrar molestias físicas en su maltrecha rodilla derecha. En esta fase del torneo volvería a enfrentarse a Thiem (cuarta ocasión en el curso 2018), siendo la primera vez que medirían sus fuerzas en pista dura (un total de 10 compromisos).

Tras una épica batalla de prácticamente cinco horas, Nadal avanzaba a su séptima semifinal del US Open, la vigesimonovena de un Grand Slam (cuarto registro histórico). Allí disputaría su tercer choque de la temporada con Del Potro. El tandilense dominaba el envite por 7-6 y 6-2, instante en el que el de Manacor decidió abandonar el partido como consecuencia de las dolencias que llevaba padeciendo en su rodilla derecha desde que comenzó el campeonato. Este contratiempo suponía su segunda retirada del año en un Grande (tras el Open de Australia), la cuarta vez que debía hacerlo en su carrera.

Además, no tuvo la ocasión de defender el título conquistado en 2017 en la pista Arthur Ashe de Flushing Meadows (noqueó al sudafricano Anderson) y tampoco podría estar presente en el cruce de semifinales de la Copa Davis ante Francia. Los chequeos médicos confirmaron que Nadal sufría una ligera rotura en el tendón rotuliano, así que tuvo que ausentarse de la gira asiática (Pekín y Masters 1000 de Shanghái). Llegaba la hora de afrontar la cita de París-Bercy, el último Masters 1000 del curso, después de estar lejos de las pistas alrededor de dos meses.

El manacorí tuvo que abandonar en las semis del US Open con Del Potro. Foto: ole.com.ar

No obstante, justo el día que tenía previsto su estreno en tierras galas, anunció en rueda de prensa que renunciaba a disputar la cita parisina por precaución (a causa de una sobrecarga abdominal). Una semana más tarde, Rafa hacía público el peor de los presagios por medio de sus redes sociales: ponía fin a su temporada, renunciando con ello a su participación en el ATP World Tour Finals (la Copa de Maestros de Londres, uno de los pocos entorchados que se le resisten en su amplio palmarés). Igualmente, tendría que pasar por el quirófano para someterse a una intervención en el tobillo derecho, todo ello con el objetivo de regresar en 2019 en un perfecto estado de forma para afrontar con ilusión un nuevo año tenístico.

El balance de victorias y derrotas de Rafa en 2018 ha sido de 45-2 (sin incluir las retiradas en los Abiertos de Australia y EE. UU.)

Esta serie de incidentes originaron que Nadal perdiera el privilegio de ser el número de la ATP, lugar que recaería directamente en las arcas de Novak Djokovic (el serbio conquistó los dos últimos Grandes de la temporada: Wimbledon y US Open). Aun así, el de Manacor ha cuajado un 2018 sensacional. Su balance de victorias-derrotas ha sido de 45-2 (sin contar los abandonos en Australia con Čilić y en Estados Unidos con Del Potro), lo que supone un 95 % de triunfos a lo largo del año.

También cabe destacar que ha conquistado cinco de los nueve torneos que ha disputado: Roland Garros (Grand Slam); Montecarlo, Roma y Toronto (Masters 1000); y el Conde de Godó (ATP World Tour 500). Estamos a tres semanas de que arranque la primera gran cita del curso 2019, el Abierto de Australia, que se disputará en Melbourne Park del 14 al 29 de enero. El máximo favorito para alzarse con la gloria en el primer Grande de la campaña es Djokovic, si bien es cierto que Federer, Zverev, Del Potro, Čilić o Thiem (y el propio Rafa) estarán en la terna para llevarse la corona en suelo aussie. Una cosa está clara: don Rafael Nadal Parera es patrimonio mundial de la comunidad tenística. ¿Será capaz de llegar a los 20 Grand Slam de Roger?

Clasificación Top ten ATP

JugadorPaísPuntos
Novak DjokovicSerbia9.045
Rafael NadalEspaña7.480
Roger FedererSuiza6.420
Alexander ZverevAlemania6.385
Juan Martín del PotroArgentina5.300
Kevin AndersonSudáfrica4.710
Marin ČilićCroacia4.250
Dominic Thiem Austria4.095
Kei NishikoriJapón3.590
John IsnerEstados Unidos3.155

El retorno del rey

Djokovic Copa de Maestros

Novak Djokovic ha cuajado un año 2018 realmente para enmarcar. El serbio arrancó la temporada con muchas dudas, algo que se reflejó en su juego y en los resultados que iba cosechando con el transcurso de los meses. Cabe recordar que la primera gran cita del curso tenístico, el Open de Australia, supuso la claudicación de Nole en octavos de final (una ronda muy tempranera) frente a Hyeon Chung. Saltaba de este modo una campanada en toda regla (y no precisamente por Nochevieja), especialmente porque el primer Grand Slam de la campaña es uno de los torneos predilectos del balcánico (lo ha ganado en seis ocasiones).

Siguiendo los consejos de sus entrenadores, Andre Agassi y Radek Štěpánek, toma la decisión de realizarse una intervención quirúrgica en el codo. Esto provoca que permanezca fuera de las pistas de manera indefinida, si bien es cierto que lo principal en aquel momento era la recuperación de uno de los integrantes del big three del tenis actual (junto con Roger Federer y Rafael Nadal). El balcánico regresó para el comienzo de los Masters 1000, tanto en Indian Wells como en Miami, aunque el resultado no fue precisamente el esperado. Cayó derrotado ante rivales de menor enjundia como Taro Daniel y Benoit Paire, respectivamente, por lo que anunció su desvinculación de sus preparadores (Agassi y Štěpánek).

Aquí llega el primer punto de inflexión de la temporada para Djokovic, ya que vuelve a solicitar los servicios de la persona que le llevó a la cima: Marián Vajda. Nadie presuponía que el serbio fuese a conseguir una mejora inmediata en su rendimiento, pero lo que era evidente es que supondría una auténtica inyección de moral para afrontar el resto del curso. Arranca la gira de tierra batida en Montecarlo, donde recupera algo de confianza tras derrotar a Dušan Lajović y Borna Corić. No obstante, Dominic Thiem sería un muro imposible de batir por aquel entonces, despidiéndose de tierras monegascas en tercera ronda (pero con mejores sensaciones).

Novak aceptó la invitación para disputar el Conde de Godó, donde, contra todo pronóstico, daría su brazo a torcer frente a Martin Klizan. Llegaba la hora de viajar hasta la capital de España para afrontar el Masters 1000 de Madrid, llevado a cabo en la Caja Mágica. Se deshizo en su debut de Kei Nishikori, pero volvería a caer en la lona en la siguiente fase ante el británico Kyle Edmund. Esto significaría que el serbio abandonaría el Top 15 de la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales) por primera vez desde hace 11 años, ya que no pudo defender los puntos del pasado curso (en 2017 alcanzó las semifinales).

Djokovic inició la campaña con Agassi en su cuerpo técnico. Foto: batennis.com

La siguiente parada en el calendario sería el Masters 1000 de Roma. El Foro Itálico acogía a uno de sus más voraces y letales gladiadores, pese a que el estado anímico de Djokovic distaba en demasía del que habia acostumbrado durante ediciones anteriores al respetable transalpino. Sin embargo, el balcánico fue cogiendo autoestima con el desarrollo del torneo merced a los triunfos contra Alexandr Dolgopolov, Nikoloz Basilashvili y Nishikori (a quien ya había vencido en Madrid). Su verdugo sería Rafa Nadal, el rey de la arcilla, en un duelo bastante parejo en la primera manga, aunque Nole se desinfló en el segundo set que, a la postre, acabaría siendo definitivo.

La derrota en las semifinales de Roma frente al balear supuso que el de Belgrado cayera por debajo del puesto 20 de la ATP, pero con la moral reforzada por haberle plantado cara al mejor tenista que se recuerde sobre polvo de ladrillo. Después de su paso por las capitales de España y de Italia, tocaba viajar hasta París, la ciudad del amor. Eso era exactamente lo que necesitaba Djokovic en Roland Garros: reencontrarse consigo mismo, con su yo interior, con la intención de vivir un idilio romántico-deportivo en territorio francés (escenario en el que se coronó en 2016, siendo el último Grand Slam en su palmarés hasta la fecha).

Se vio las caras con Rogério Dutra Silva, Jaume Munar, Roberto Bautista-Agut y Fernando Verdasco en las cuatro primeras rondas, donde únicamente cedió una manga para plantarse directamente en cuartos de final. Su contrincante sería Marco Cecchinato, quien se convertiría en la verdadera revolución de la cita gala al doblegar al bueno de Nole en cuatro sets. El verano se encontraba a la vuelta de la esquina y el serbio se planteó seriamente sus opciones en la gira de hierba, así que optó por probarse en Queen’s con el propósito de llegar en plena forma a Wimbledon.

Su participación en el torneo de Queen’s fue bastante notable. Derrotó a John Millman y a Grigor Dimitrov, por lo que el triunfo ante el búlgaro representaba su primera victoria contra un componente del Top 10 desde la edición de Roma de 2017 (14 meses). Además, había transcurrido un año y medio desde que saboreó las mieles de la victoria frente a un Top cinco (desde su batalla con Murray en Doha 2017). Sus próximas víctimas fueron Adrian Mannarino y Jeremy Chardy, accediendo así a la final número 99 de su carrera profesional (y con el añadido de no haber cedido ni un solo parcial).

De hecho, era la primera final que jugaba desde junio de 2017 (en la cita de Eastbourne). Tendría que disputarse el cetro en Queen’s con Marin Čilić, quien finalmente alcanzaría la gloria en la hierba londinense en detrimento de Nole. Era el preciso instante de concentrarse por completo en el tercer Grande de la campaña, Wimbledon, un lugar idílico para corroborar el óptimo rendimiento que había evidenciado a lo largo de las últimas semanas de competición. Tennys Sandgren (no podía dedicarse a otro deporte), Horacio Zeballos, Kyle Edmund y Karen Khachanov (la joya rusa) fueron los obstáculos para avanzar hasta cuartos de final.

El serbio se alzó con su cuarta corona en Wimbledon. Foto: t13.cl

Allí se toparía con Nishikori, a quien noquearía en cuatro mangas para alcanzar las semis de Wimbledon (primera semifinal para el balcánico en un Grand Slam desde el US Open de 2016). El rival que le aguardaba con el cuchillo entre los dientes era Rafa Nadal, quien venía de un duelo titánico en cuartos con el argentino Juan Martín del Potro. Y la batalla entre Djokovic y Nadal, una de las mayores rivalidades tenísticas del presente siglo (con permiso de Roger Federer), no defraudaría a los aficionados que se congregaron en la pista central del All England Club. Tras una maratón de dos días (cinco horas y 17 minutos), el de Belgrado tendría el privilegio de jugar la gran final frente a Kevin Anderson (quien también había vivido un encuentro realmente ajustado con John Isner).

Esto significaba la quinta final de Djokovic en Wimbledon (la vigesimosegunda de toda su trayectoria en un Grand Slam), partiendo asimismo con la vitola de favorito para hacerse con el titulo sobre el césped de la capital británica. Y el balcánico cumplió con todos los pronósticos para imponerse al sudafricano, alzarse con su cuarto entorchado en Wimbledon y su decimotercer Grande (quedando a uno de Pete Sampras). Igualmente, de esta forma logró su primer Grand Slam desde el materializado en Roland Garros en 2016, junto con la satisfacción de regresar al Top 10 de la ATP (lugar que abandonó en noviembre de 2017).

Después de regresar al Olimpo en Wimbledon, se disponía a dar el do de pecho en el Masters 1000 de Canadá. Pese a ello, se cruzaría en su camino en octavos de final Stefanos Tsitsipas, una de las jóvenes promesas del panorama tenístico actual, por lo que se vio obligado a abandonar el torneo mucho antes de lo previsto. Superado el batacazo de Canadá, su siguiente destino sería Cincinnati, único Masters 1000 que se resistía en su laureado palmarés. Steve Johnson, Adrian Mannarino, Grigor Dimitrov, Milos Raonic y Marin Čilić fueron los escollos que tuvo que solventar para disputar su sexta final en Ohio (la 45 en su carrera en Masters 1000).

Allí esperaba nada más y nada menos que Roger Federer, el maestro por excelencia, la elegancia personificada en tenista. Dos años habían transcurrido desde la última ocasión en la que el serbio y el suizo habían medido sus fuerzas. La balanza se decantó en esta comparecencia del lado de Djokovic, obteniendo de este modo el prestigioso honor de ser el único jugador en conquistar todos y cada uno de los trofeos de los ATP World Tour Masters 1000.

A continuación, llegaría el turno del último Grand Slam de la temporada: el US Open. Márton Fucsovics, Tennys Sandgren, Richard Gasquet y João Sousa fueron sus primeros contendientes para clasificarse a cuartos de final. Nole lograba su participación número 42 en esta ronda en un Grande, desbancando a Jimmy Connors (41) en el segundo escalafón de este meritorio listado y quedando tan solo por detrás de su Majestad Roger Federer (53). John Millman, quien había doblegado precisamente al genio de Basilea en octavos, fue su víctima en cuartos. Djokovic conseguía así su semifinal número 33 en un Grand Slam, donde no encontró demasiadas dificultades para imponerse a Nishikori.

Djokovic y Federer formaron pareja de dobles en la Laver Cup. Foto: sbs.com.au

Su cómodo triunfo ante el japonés susupo su vigesimotercera participación en la final de un Grande en su trayectoria profesional (la octava en Flushing Meadows), uniéndose al selecto club integrado por Ivan Lendl y Pete Sampras. Su rival sería Juan Martín del Potro, quien apenas pudo oponer resistencia frente al vendaval del serbio, que fue un auténtico ciclón en Nueva York. Por tanto, Novak obtuvo su tercer campeonato en el US Open y el decimocuarto Grand Slam de su carrera, empatando así con el ídolo de su infancia: Pete Sampras. También consiguió regresar al Top cinco de la ATP, justo un año más tarde de haber abandonado tan distinguido ranking.

Luego tendría tiempo para formar parte del combinado europeo en la Laver Cup, competición de carácter no oficial, donde no pudo ganar ninguno de los dos partidos que disputó (uno en individual y otro en dobles), pero conseguiría llevar el trofeo a las vitrinas del viejo continente. El calendario llevaría el circuito hasta un destino tan exótico como Shanghái, escenario en el que se fue deshaciendo de todos los contrincantes que le fueron saliendo a su paso: Jérémy Chardy, Marco Cecchinato (vengándose de su derrota en Roland Garros), Kevin Anderson (su rival en la final de Wimbledon) y Alexander Zverev (no tuvo piedad del Principito y lo arrolló en semifinales).

El triunfo frente al alemán, además de suponer su clasificación para la final (la número 46 en su carrera en Masters 1000), significó que le arrebataría el segundo puesto en la ATP al helvético Roger Federer. Tampoco tuvo piedad en el choque decisivo contra Borna Ćorić, así que consiguió alzarse con su cuarto cetro en Shanghái y su trigesimosegundo Masters 1000 (uno menos que Rafa Nadal). Igualmente, la distancia entre el de Manacor y el de Belgrado en la ATP quedaba en ese momento separada únicamente por 215 puntos. Otro dato interesante es que fue capaz de doblegar a sus oponentes sin perder ninguna manga y ningún servicio, registro anteriormente alcanzado por Federer y Zverev en campeonatos de estas dimensiones.

París se convirtió en una cita aún más especial si cabe por la consecución del número uno del mundo por parte de Novak Djokovic. El adiós de Nadal del torneo parisino, junto con el triunfo del serbio ante João Sousa, permitió que Nole recuperara el lugar más alto en la clasificación de la ATP (dos años más tarde de haber cedido dicho testigo a Andy Murray). Damir Džumhur, Marin Čilić y Roger Federer fueron los rivales a los que batió para alcanzar su final número 47 de un Masters 1000. Karen Khachanov, la joven perla rusa, batió al serbio en dos mangas y frenaba así los 22 triunfos consecutivos del maestro de Belgrado desde el US Open.

El de Belgrado tomó el relevo de Nadal como número uno del mundo. Foto: nine.com.au

Pese a ello, la renuncia de Rafa Nadal a disputar las ATP World Tour Finals certificaba que Djokovic acabaría el año 2018 como número uno del tenis mundial (en el circuito masculino). Era la quinta vez que el serbio conseguía semejante proeza, empatando de esta manera con Jimmy Connors y Roger Federer (el récord lo ostenta Pete Sampras con un total de seis ocasiones). El hito que sí que posee Nole en solitario es el de finalizar la campaña en lo más alto del ranking de la ATP habiendo permanecido alejado del Top 20 a lo largo del curso.

El destino quiso emparejarle en el Grupo Gustavo Kuerten (mítico tenista brasileño) con Alexander Zverev, Marin Čilić y John Isner. Avanzó a las semifinales del Masters de Londres tras derrotar a sus contrincantes por la vía rápida (dos parciales), accediendo a dicha ronda en primer lugar. Las semis le depararían un nuevo duelo con Kevin Anderson, a quien venció fácilmente para alcanzar su séptima final en la Copa de Maestros. Allí se cruzaría una vez más con el alemán Zverev, quien se resarciría de su derrota en la Round-robin y conquistaría uno de los campeonatos más prestigiosos del circuito, sucediendo en el palmarés a Dimitrov.

Aunque a Djokovic se le quedó la espina de las dos finales perdidas en el tramo definitivo de la campaña (París y Londres), lo cierto es que ha cuajado un año prácticamente inigualable (casi a la altura del que firmó en 2011). El balcánico ha finalizado el curso con la friolera de 9.045 puntos, obteniendo con ello una valiosa ventaja sobre sus más inmediatos perseguidores: Nadal (7.480), Federer (6.420) y Zverev (6.385). Y lo más importante de todo es que afronta la temporada 2019 con más ganas, optimismo e ilusión que nunca, siendo sin duda el principal candidato para coronarse en el Open de Australia, la primera gran cita del calendario tenístico. ¿Será alguien capaz de frenar la escalada de Nole en la ATP?